Estos
días en los que todavía perviven los ecos del salto estratosférico de Felix
Baumgartne no puedo evitar recordar la hazaña de Neil Armstrong cuando pisaba
por primera vez la luna. Su mítica frase, "este es un pequeño paso para un
hombre, pero un gran salto para la humanidad", pasó a la posteridad en los
libros de historia.
Todos nos acordamos de este acontecimiento celebrado como una gesta legendaria.
Todos nos acordamos de este acontecimiento celebrado como una gesta legendaria.
Sin embargo, la humanidad sobrevive
con las hazañas anónimas de todos los moradores de hoy y de ayer de este
entrañable planeta azul. La gran expedición, la primera y la definitiva, surge
de un vientre humano desde el que emerge la vida. El pequeño ser protagoniza la
mayor gesta de la historia con su tránsito al mundo exterior.
El bebé abandona el calor y el abrigo
para lanzarse a una realidad incierta amenazado por un entorno hostil, frío,
ruidoso y cegadoramente luminoso. En este tránsito se corta además el vínculo
directo con la madre, que le nutría de alimentación constante.
No es de extrañar que la primera
reacción del recién llegado sea en la mayoría de los casos un lloro angustioso.
Expulsado del paraíso a golpe de riñón, no experimentará semejante vértigo en
lo que le resta de existencia.
Afortunadamente, la naturaleza es sabia
para colmarnos de instinto y cegarnos la conciencia porque si no más de uno se
atrincheraba y en los paritarios tendrían que llamar a los GEOS. Las comadronas
con megáfono en mano, "salga de una vez, está rodeado", y la criatura, "que no, que no que de
aquí no me saca ni dios". Vale, el útero se quedaba pequeño pero no está nada
mal tener todas las necesidades satisfechas.
Tras estas reflexiones veo de otra forma
a todas las personas anodinas que no han experimentado conscientemente con el
cosquilleo de la adrenalina. Ellas no lo saben, pero en su momento dejaron al
célebre astronauta en pañales, nunca mejor dicho. Ahí asoma Prudencio Cauto
Orondamente Pausado ignorante de su pasado de héroe.
Como podía sospecharlo él (o ella, que tanto da), que acude a todos los sitios media hora antes, "no vaya a ser", conduce 15 kilómetros por debajo del límite de velocidad, "por si acaso", y que no conoce los placeres ni de la mesa ni de la noche, "el colesterol es muy malo". Un día remoto Pruden, sí Pruden Cauto, fue el mayor expedicionario de todos los tiempos y abrazo la aventura de la vida, un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.....
Como podía sospecharlo él (o ella, que tanto da), que acude a todos los sitios media hora antes, "no vaya a ser", conduce 15 kilómetros por debajo del límite de velocidad, "por si acaso", y que no conoce los placeres ni de la mesa ni de la noche, "el colesterol es muy malo". Un día remoto Pruden, sí Pruden Cauto, fue el mayor expedicionario de todos los tiempos y abrazo la aventura de la vida, un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad.....
Muy bueno! felicidades de nuevo, ahora por darme cuenta de lo bien que escribes. Como ves, mi intención es seguirte, me gusta revisar de vez en cuando los blogs que sigo, cuando me atasco en mis propias "entradas" (estoy preparando una sobre infografías y de paso, aprendo a hacerlas!). Me he permitido la licencia de incluir el enlace a tu blog, en el mio.
ResponderEliminarSaludos!
Muchas gracias Montse. Así da gusto escribir. Y sí, me puedes enlazar todo lo que quieras. Por cierto, también tengo un blog sobre Social Media que me sirve para transmitir el contenido del curso sobre la materia que sigo en la actualidad. http://viajealasocialmedia.wordpress.com/
EliminarEchale un vistazo si quieres, mañana publico.
Hola, acabo de leer tu respuesta , me voy a tu blog.
ResponderEliminarSaludos!